Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2011

Carta a mis amigos

Odio mi lado antisocial, cuando tiendo a alejarme de las personas que amo, y dejo de compartir esos instantes que enriquecen una amistad. Odio cuando me voy encerrando en mi propia concha, cuando encapsulo el cariño y vivo como un zombi, como un no-muerto que camina entre humanos, existiendo pero sin hacer caso de los lazos tan valiosos que ha formado con otras personas. Odio mi propio egoísmo, porque termino privándome a mí misma de felicidad. Odio cuando me orillo a mí misma al aislamiento, y siento que los pierdo, queridos amigos. Por favor, perdonen esa actitud mía, cuando no me entero de sus cosas, y hace tiempo que no estoy al tanto de sus problemas, no esperen a que les pregunte, cuenten siempre conmigo, estén seguros que aunque no haya habido contacto reciente, el aprecio que tengo por ustedes es eterno, y les pido, les suplico, que me saquen de este abismo en que me meto sola siempre aunque no quiera, sáquenme de esta soledad que es mi maldición, y no dejen que me e

Rapaz

Imagen
Abajo, el tiempo transcurre pesado bajo el sol de la tarde. Los pasos en la tierra floja y aireada se pierden a mitad del impulso, mientras el dueño cuida de su parcela, sudando la gota gorda bajo su sombrero de ala ancha. A esta hora, también el pastor atraviesa por horas lentas, pasadas a cuenta gotas porque ya dejó de esperar a que los borregos pasten y es hora de levantarse para llevarlos de vuelta al corral. Lejos, en la carretera, los coches van rápidos, parece que se quieren burlar del tiempo a fuerza de acelerar, tristes patadas de ahorcado porque por dentro el sol se asienta en el aire caliente del coche, adormilando a los pasajeros mientras se les entumen las piernas, y los niños miran por las ventanas hastiados del paisaje monótono de los asientos de los autos. Ese tiempo que va con flojera, como queriendo hartar a los que sobre la tierra esperan a que pase, se desvanece cuando uno mira al cielo. Allá arriba, el tiempo pierde su poder porque nada puede contra la eternidad