El Secretario de los Resucitados
Y como Jesús, trece de las veinte víctimas fatales "oficiales" de la influenza, resucitaron tres días después de ser declarados muertos. O al menos eso pareció tras las últimas declaraciones del secretario de salud, José Angel Córdova Villalobos, al declarar que las muertes confirmadas por el virus de la influenza porcina eran sólo siete.
Anteriormente, había declarado que los casos confirmados correspondían a aquellos cuyas muestras se habían enviados a laboratorios en Canadá y Estados Unidos, donde se les había comprobado genéticamente. No quería decir, entonces que eran todos los casos del país. Sólo los confirmados "hasta el momento".
Si habían sido comprobados, entonces ¿porqué las muertes ahora son menos?
¡Ah! Pues porque ahora las muertes confirmadas corresponden a las "pruebas rápidas" que se hacen en el país. Posteriormente la cifra ha subido a 12. ¿Acaso los resucitados se volvieron a morir? ¡Increíble!
¿Y los otros decesos? Bien gracias. Fallecieron, pero no fué influenza.
Realmente resulta vergonzoso que los políticos, en vez de tranquilizarnos con sus cifras "maquilladas" acaban asustándonos más, al hacer obvia la mentira. Es como si la tigresa se pusiera más rimel. No hace sino resaltar el desperfecto.
Algunas noticias que conviene observar:
Anteriormente, había declarado que los casos confirmados correspondían a aquellos cuyas muestras se habían enviados a laboratorios en Canadá y Estados Unidos, donde se les había comprobado genéticamente. No quería decir, entonces que eran todos los casos del país. Sólo los confirmados "hasta el momento".
Si habían sido comprobados, entonces ¿porqué las muertes ahora son menos?
¡Ah! Pues porque ahora las muertes confirmadas corresponden a las "pruebas rápidas" que se hacen en el país. Posteriormente la cifra ha subido a 12. ¿Acaso los resucitados se volvieron a morir? ¡Increíble!
¿Y los otros decesos? Bien gracias. Fallecieron, pero no fué influenza.
Realmente resulta vergonzoso que los políticos, en vez de tranquilizarnos con sus cifras "maquilladas" acaban asustándonos más, al hacer obvia la mentira. Es como si la tigresa se pusiera más rimel. No hace sino resaltar el desperfecto.
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