C'ets finite

«Olvida a Leonor, bebe el nepenthes
bebe el olvido en sus letales fuentes »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »
El cuervo, E. Allan Poe

Terminar. Dejar lo que nunca existió. Es acabar con un sueño muerto antes de nacer. Enraizado hasta la médula, que al arrancarse se lleva una parte de mí, y no sé si había más dolor en morir sin arrancar ese cáncer carcomiéndome o en arrancarlo completo, cuando se había vuelto parte de mis órganos vitales, en mi segundo corazón.
Porque acercarme a tu cálida amistad es también recordar la quemadura que me has dejado, fuego de mi propia conciencia, veneno que inyecté en mis venas, y que sólo puedo sacar con cada gota de mi propia sangre...
Arrancarse el corazón... pisar un deseo nunca consumado, como si uno matara a una mariposa que no ha salido del capullo, y sin embargo no hay más remedio, no hay nada menos dañino, ni menos negativo...
Antes rompí un sueño que nuestra mutua amistad. No te olvidaré. No hay final para quien nunca tuvo un principio. No hay rencor pues no me causaste ningún mal. No hay separación pues no existió acercamiento. Sé que lo que ahora me parte en pedazos, algún día me causará alivio, y tal vez, una sonrisa melancólica. Seguirás ahí, incólume, y yo, a la distancia, te recordaré siempre que mi pensamiento y cariño sigue a tu lado, como un herido caballero que protege a una reina inalcanzable, llevándome mi tristeza, tratando de ya no romperme en vano, y marchando adelante para conquistar la gloria en otras tierras.

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